Siempre he creído que el maquillaje tiene un poder silencioso. Un gesto. Un trazo. Un detalle que transforma no solo un
rostro, sino la forma en la que una persona se ve a sí misma. Llevo años explorando ese arte en cabinas, sesiones de fotos,
sets de rodaje… pero estar entre bambalinas en los Premios Goya 2025 fue una de las experiencias más intensas,
emocionantes y reveladoras de mi carrera.
Cuando recibí la propuesta, sentí una mezcla de vértigo y gratitud. Sabía que no era solo una oportunidad profesional, sino
una confirmación: de todo el camino recorrido, de cada esfuerzo, de cada piel que he tocado con respeto y precisión.

Los días previos fueron pura adrenalina. Coordinación con estilistas, diseñadores, directores de arte… Y el gran día, el
verdadero espectáculo comenzaba horas antes de que se encendieran las cámaras. Camerinos llenos de luz cálida, de
nervios contenidos y miradas expectantes. Maquillar a actrices, actores, presentadoras… cada uno con su historia, con su
energía particular. Y yo, como siempre, trabajando desde el silencio, desde el enfoque, buscando realzar sin disfrazar,
iluminar sin imponer, interpretar un personaje sin perder la esencia.
Lo que más disfruté fue esa fusión entre técnica y emoción. En el cine, el maquillaje no es solo embellecer: es narrativa
visual. Y en una gala como los Goya, cada mirada, cada piel, cada textura cuenta algo más allá de lo visible.
Después vinieron los flashes, las entrevistas, las alfombras rojas. Y yo, detrás, observando cómo cada rostro que había
preparado salía a escena con fuerza, con confianza. Sentí una especie de orgullo silencioso, casi maternal.
Además de los Goya, he tenido el privilegio de trabajar en cortometrajes, anuncios de televisión y producciones de moda,
donde cada proyecto me ha enseñado algo distinto. A veces he tenido que crear belleza desde la prisa, desde la
improvisación; otras, desde el más delicado estudio previo. Pero en todas las ocasiones, he llevado conmigo la misma
filosofía: el maquillaje no tapa, revela.

Hoy, desde mi centro en Granada, aplico esa misma visión en cada cita con mis clientas. Porque no importa si es una gala,
una boda o simplemente un día especial: todas merecemos sentirnos protagonistas de nuestra propia historia.
Gracias por acompañarme en este viaje. Lo mejor, siempre, está por llegar.
Con cariño,
Mamen Aleixandre
Maquilladora profesional & fundadora de Aleixandre Belleza